miércoles, 16 de julio de 2014

El Decamerón

         Al realizar una lectura sobre la exquisita obra en mención, se pudo inferir lo siguiente: la misma rompió con la tradición literaria ya que por primera vez en la Edad Media, un autor en este particular Boccaccio presentó al hombre como artífice de su destino, es decir, como aquel artista responsable de hacer o inventar su vida, pintarla de la mejor manera, claro está a su forma; más que como un ser a merced de la gracia divina. En esta creación, además, Boccaccio desarrolla el tradicional cuento medieval añadiéndole una dote psicológica de la que carecía, presentando al ser humano como lo que es: una persona con virtudes y defectos, con sus penas y glorias. Esta forma de presentar la narración da un toque distinto. Un ejemplo de lo dicho anteriormente es cuando Boccaccio se dirige a las mujeres enamoradas, a las que trata con gran realismo; esta cercanía le facilita conectar con la psicología femenina y denunciar su discriminación sexual, social y familiar.  La elección de la mujer como receptora del libro concuerda plenamente con que era la principal demandante de literatura para el ocio y con la novedad en el tratamiento del cuento por parte del autor, lejos de la tradicional función didáctica.

          Este trato que el autor da a la mujer es un rasgo que lo diferencia de sus antecesores. Ahora la mujer se equipara al hombre al tener acceso a los placeres de la vida, el amor, la libertad y la aventura. Así, da voz a siete mujeres para que expresen sus sentimientos a través de sus historias, una historia en el que el papel de la mujeres agudo, hábil, descarado e ingenioso; con esta obra el autor busca la igualdad o equidad de géneros, solo que se critica por como es la sociedad, algo como que la mujer debe darse su puesto y el hombre es hombre. controversia, algo de aventura, amor y fortuna; una historia donde los dos sexos, tanto el varón como la mujer, son criaturas destinadas al amor, que se entiende de una manera sensual y que, por consiguiente, debe ser experimentado corporalmente.

Nitza Martínez

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