sábado, 28 de junio de 2014

BUCOLICAS DE VIRGILIO


   Las Bucólicas de Virgilio

    Las Bucólicas (en latín Bucólica, también conocidas como Églogas, Eclogae) constituyen la primera de las grandes obras del poeta romano .Virgilio.

     Roma conoció la poesía bucólica (del griego βουκολική ἀοιδή, «canto de pastores»), según parece, por las ediciones que se hicieron a lo largo del siglo I A.C . de los Idilios (del griego εἰδύλλιον, «pequeño poema») de Teócrito, varios de los cuales tenían este carácter pastoril. Teócrito había nacido en Siracusa (Sicilia), hacia 310 a. C. y había marchado en torno a 275 a. C. a Alejandría, que Ptolomeo II Filadelfo estaba convirtiendo en un centro fundamental de cultura y arte. Allí entró en contacto con otros poetas, especialmente con Calímaco y Apolonio de Rodas, con quienes compartió el amor por lo pequeño, refinado y nuevo. No se sabe gran cosa de los orígenes o precedentes de esta poesía pastoril, ni se sabía tampoco en época del propio Teócrito, lo que lo deja en una posición de creador o, al menos, recreador del género.
   Virgilio había sentido siempre profunda admiración por los poetas alejandrinos del siglo III ad C. La que profesó por Teócrito se manifiesta en las múltiples ocasiones en que se inspira en él para sus Bucólicas. De las propias afirmaciones de Virgilio se deduce que fue incitado a la composición de estos poemas por Gayo Asinio Polión, quien parece haber contribuido a que se solucionara el problema de la confiscación de las tierras que pertenecían al padre del poeta.
  
Son diez poemas de entre 63 y 111 versos. En general se consideran escritos entre los años 41 y 37 a. C., si bien hay alguna propuesta de rebajar la fecha de su publicación definitiva hasta el 35. El orden de la colección no se corresponde con el de composición. A la hora de preparar la publicación, Virgilio reordenó el material con criterios puramente estéticos. El metro empleado es el hexámetro dactílico, que será también el de toda la producción virgiliana posterior.

NIBEIDIS  SALINAS.

viernes, 27 de junio de 2014

ENFOQUE CULTURAL EN LA EDAD MEDIA Y LOS CANTARES DE GESTA. POR YENNYS RODRIGUEZ COHORTE 2011-II





Introducción a la cultura en la Edad Media
En el aspecto cultural, la Edad Media supuso, especialmente a partir del siglo X, un interesante florecimiento de nuevas manifestaciones artísticas y culturales, animadas por el horizonte que se abría ante los contemporáneos.
Los siglos medievales fueron, asimismo, tiempos de movimientos de personas e ideas, auspiciadas por el desarrollo del comercio, de las ciudades y su nueva clase emergente, la burguesía, así como de las universidades y las peregrinaciones, además de los movimientos de juglares y monjes de las grandes órdenes que iban de un monasterio a otro.
El intercambio al que hacemos referencia fue favorecido por el uso del latín como lengua común, ya que no sólo era el modo de expresión de los más cultos, sino que también del pueblo. No obstante, no toda la sociedad hablaba el mismo latín, de hecho, hoy en día los estudiosos han diferenciado entre el lenguaje culto y el popular, entre aquel utilizado por los monjes en sus traducciones y copias -considerado hoy un paso esencial en el desarrollo de la cultura- y el usado por el pueblo, siempre en forma oral.
Monasterios y universidades
El clero fue el depositario de la cultura intelectual en la Edad Media, donde los monasterios y las escuelas, sirvieron como centro de estudio hasta la creación de las universidades, instituciones que consiguieron, de forma progresiva, un status de independencia.
Las universidades podían ser de dos tipos dependiendo de la naturaleza de las mismas: las Mayores eran aquellas fundadas por el poder real mientras que las Menores los eran por los prelados. Independientemente de su titularidad, en ambas se estudiaban las siete Artes Liberales o trívium y cuadrivium.
Literatura medieval
A partir del siglo XI encontramos las primeras manifestaciones literarias en lenguas vernáculas o romances. Así, por ejemplo, en la península ibérica se fue imponiendo el castellano gracias a que fue la lengua de aquellos que llevaron a cabo la reconquista.
Entre estas lenguas locales, por ejemplo, comenzamos a observar un gusto por la lírica y la narrativa, especialmente aquella anónima y cantada, donde los temas del amor entre una dama y un caballero, amor cortés, las andanzas de los caballeros en las guerras -que además buscaban en el pasado tiempos de gran gloria- o los cantares de gesta eran los preferidos.
Estas composiciones eran cantadas por los juglares, poetas-cantantes preparados en escuelas especiales, que marchaban de pueblo en pueblo recitando las historias. El tema preferido de los cantos juglares era el amor, especialmente aquel entre un caballero y una dama. De esta forma surge el amor cortés, relación entre un caballero, y una dama casada y, por tanto, una relación más platónica que real, bajo peligro de realizar un acto infiel e incumplir así las reglas de juego.

En España, la literatura fue muy rica y variada. Desde las jarchas judías y moriscas -pequeños poemas escritos en lengua romance que algunos autores colocaban al final de sus obras, y por algunos estudiosos consideradas las composiciones líricas más antiguas de Europa- hasta el poema se los Siete Infantes de Lara, el cantar de gesta de Don Sancho II de Castilla o el Mio Cid, cantar de gesta anónimo que representa mejor que ningún otro, las andanzas de un caballero medieval en tierras españolas. Es además el único que se conserva de forma completa, la primera obra extensa de la literatura española escrita en lengua romance.
En el siglo siguiente aparecen los primeros poetas conocidos, entre los que destacarán Gonzalo de Berceo. Los principales autores españoles del siglo XIII fueron el Arcipreste de Hita, poeta satírico, Don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor para pasar al siglo XV con Juan de Mena, El Marqués de Santillana o Jorge Manrique, verdaderos maestros de la pluma.
Las composiciones, escritas en latín o en lenguas vernáculas, para las clases más populares o más cultas, tienen en común un fin didáctico. Todas ellas terminan con una enseñanza. El mismo fin, en una sociedad en su mayoría analfabeta, perseguían las esculturas colocadas en las fachadas de las iglesias y catedrales. Desde que sólo una minoría sabía leer y escribir, eran necesarias escenas que narrasen hechos que tuviesen cierto fin moralizador.

Filosofía
En el plano intelectual, la cultura monástica impartida en las escuelas catedralicias primero, y en las universidades, después, tras surgir a finales del siglo XII, fue la preponderante. Así, la escolástica- método por el cual se pretendía descubrir la Verdad filosófica a través de la Dialéctica bajo el eje vertebrador de Fe y Razón- se convirtió en la manifestación filosófica más destacada de la época, dando lugar a debates y discusiones que marcarían la superioridad del mundo espiritual frente al terrenal.
Dentro de la corriente escolástica, se abrieron tres etapas diferentes que correspondieron a teorías desarrolladas por diferentes teólogos, filósofos y pensadores. Entre ellos destacaremos a Pedro Abelardo, Roger Bacon, Alberto Magno- quien tradujo a Aristóteles- su ayudante Santo Tomás de Aquino- el pensador más prolífico de la Edad Media que llevó a la escolástica a su máximo apogeo- o Guillermo de Ockham, quien realizó una excepcional crítica a las teorías Tomasistas.
Aspectos científicos
Otro aspecto importante si hablamos de la cultura en el Medievo, es la alquimia, siendo aquellos que la desarrollaron llamados alquimistas. El más importante entre los españoles fue Arnaldo de Villanueva quien aprendió en las mejores escuelas de químicos árabes. Si atendemos a la medicina, fueron los autores griegos e islámicos los más traducidos al latín y así las teorías de Galeno- médico griego- pasan a convertirse en el centro de la ciencia médica hasta llegar a nuestros días a ser considerado el padre de la medicina moderna.
La Cultura medieval es un conjunto de manifestaciones filosóficas, religiosas, literarias, etc. que conforman el corpus de la intelectualidad de la Edad Media.
(Autora del texto del artículo/colaboradora de ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón


 

 

    

 

Los Cantares de Gesta

Las grandes hazañas de los héroes medievales se narraban en los cantares de gesta.


Los Cantares de Gesta o Epopeya Medieval


Los cantares de gesta se engloban dentro de la epopeya que es un subgénero de la épica. La diferencia entre cantar de gesta y epopeya es que esta última es más larga y extensa donde se narra, normalmente, grandes batallas y guerras; ejemplo son  la Ilíada o la Odisea de Homero, que fue el primer autor de epopeyas, y el cantar es de  la época de la edad media., es decir es la epopeya medieval pero donde la trama gira en torno a un  caballero y sus hazañas  representan a todo un pueblo como el caso del Cantar de Mio Cid. En otros paises europeos, denominan a los cantares de gesta como epopeya o épica como todo un conjunto, como sinónimos.

En los Cantares de gesta se narra las hazañas de valerosos caballeros. En la imagen el rey Alfonso IX de León (1171-1230)


Pero hay que empezar explicando qué es la épica, la cual, es el estilo que engloba a la epopeya o al cantar de gesta. La poesía épica cantaba o relataba las hazañas de un héroe o de una colectividad que tuvo su auge durante la Edad Media de los siglos VIII al XV. Era una poesía popular por excelencia que se transmitía sobre todo por tradición oral y que, desgraciadamente, hay pocos textos conservados en España, no así en otros paises, como Francia.

 El origen de la Épica no está claro, ya que según los llamados tradicionalistas, está en el Mester de Juglaría (los juglares, que era un oficio). Estos incluían en su repertorio los cantares de gesta y epopeyas sobre las hazañas épicas del héroe o del pueblo y actuaban por plazas, romerías, iglesias, etc... Las prácticas juglarescas, que son herederas de las tradiciones más antiguas y clásicas, provocan la aparición de la literatura románica y, por consiguiente, la épica. El juglar es un poeta e intérprete de la obra representada y conocedor de la técnica literaria que es parte de su formación cultural y profesional. Un juglar no es un inculto sino un personaje divertido instruido.


Juglares de la Edad Media.


Por el contrario, los individualistas, defienden el origen de la épica en el Mester de Clerecía (el oficio de los clérigos). Estos eran hombres dueños de la cultura de la época por lo cual tenían acceso a hechos históricos y lo reflejaban por escrito. Ellos son, por lo tanto, los iniciadores de los poemas épicos. Y no dudan en señalar que los mismos clérigos utilizaban a los juglares para difundir su cultura. Sea un origen u otro hay que aclarar que debido a sus oficios los juglares divertían y los clérigos adoctrinaban.

El oficio de los clérigos (Mester de Clerecía) era escribir y transmitir la cultura, en su concepto general.


El juglar actuaba frente a públicos diversos con diferentes niveles culturales por lo que sus poemas recitados de memoria debían de ir adaptándolos continuamente para no sufrir el rechazo del público.Esto quiere decir que dichos poemas iban sufriendo, en su composición y enfoque, diferentes cambios literarios, hasta que empezaron a aparecer los primeros documentos de los mismos en el siglo X. El clérigo buscaba mas el adoctrinamiento de peregrinos y fieles a sus pensamientos llegando incluso, algunos clérigos a ser vagabundos y más tarde juglares alimentando esta poesía popular románica haciendo que naciera nuestra literatura. Entre los subgéneros de la épica están el cantar de gesta, la epopeya, el poema épico culto el romance, entre otros.
Los héroes de los cantares de gesta solían ser caballeros de la edad media.


La estructura básica de los poemas épicos solía ser el enfrentamiento de dos grupos de personajes. El personaje principal y sus "contrarios". Se componían para ser recitados oralmente por los juglares, los cuales tenían determinadas frases melódicas que utilizaban para marcar los diferentes ritmos que exigiera cada momento. Esto era la salmodia de los versos. La recitación de éstos era diferente según el juglar que lo cantara o recitara y del lugar donde los recitase.

Primeros cantares de gesta


El manuscrito más antiguo que se conoce, del año 1110, se encuentra en la Biblioteca Bodleiana de Oxford y es La chanson de Roland, un cantar de gesta francés que ensalza a Rolando, uno de los Doce Pares del emperador Carlomagno. La base de la obra es la fracasada campaña de Carlomagno en España, que era rey de los francos por aquellos entonces, donde acudió en el año 778 en ayuda de los musulmanes de Zaragoza y Barcelona, que se habían rebelado contra la autoridad del califa Abderramán I de Córdoba. Por orden de recopilación hay que destacar cuatro grandes cantares de gesta:  el mencionado Chanson de Roland, de Francia, el Beowulf, de las Islas Británicas, el Cantar de Mio Cid, en España (el cual merece una entrada aparte y más extensa que publicaré en el mes de marzo) y el Nibelungenlied (canción de los Nibelungos) en Alemania. 

Francia conserva muchos cantares de gesta manuscritos al contrario que sucede con España que solo conserva íntegramente el mencionado Cantar de Mio Cid como representante de la cultura épica de toda la edad media. Parte de otros son el Cantar de Fernán GonzálezLa Condesa traidora, el Cantar de Roncesvalle, el Cantar de Bernardo del Carpio, el Cantar del Rey RodrigoInfantes de Lara y el Cantar de las Mocedades de Rodrigo.

Gracias a la épica, a la epopeya clásica, a la epopeya medieval (cantares de gesta) podemos imaginar como era la vida de aquellos años y gran parte de su cultura y son la base de nuestra literatura actual.



domingo, 22 de junio de 2014

CANTAR DE GESTA




 
    Cantar de Gesta; es el nombre dado a la epopeya escrita en la Edad Media o a una manifestación literaria extensa perteneciente a la épica que narra las hazañas de un héroe que representa las virtudes que  un pueblo o colectividad consideraban modélicas durante el Medievo, a continuación algunos cantares:

Cantares de gesta conservados

  1. El Cantar de mio Cid, donde se narra el triunfo de la verdadera nobleza, fundada en el esfuerzo, el mérito y el optimismo, frente a la nobleza de sangre que representan los infantes de Carrión. En él se narran los esfuerzos de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, para recuperar la confianza del rey Alfonso VI, quien lo había desterrado de Castilla.
  2. Las Mocedades de Rodrigo, compuesto hacia 1360, es el cantar épico más tardío que se conserva. Se basa en un Cantar de las mocedades de Rodrigo anterior que data de la segunda mitad del siglo XIII. Narra episodios de la juventud del Cid.
  3. Fragmento de unos cien versos del Cantar de Roncesvalles escrito en castellano con rasgos de romance navarro-aragonés a comienzos del siglo XIII. Es el único testimonio épico español que recoge la materia carolingia, que en el norte de Francia dio lugar a la Chanson de Roland. El fragmento refleja el planto de Carlomagno por la pérdida de su sobrino Roldán.

Cantares de gesta hipotéticos

  1. El Cantar de los siete infantes de Lara, donde se narra una venganza largamente postergada entre familias rivales. Su argumento nos es conocido a partir de versiones cronificadas en prosa.
  2. Cantar de Bernardo del Carpio, poema perdido que narraba la trágica historia de un bastardo de origen noble por liberar a su padre, el Conde de Saldaña, encarcelado por haberle engendrado en una princesa real; en sus esfuerzos por rehabilitar la honra familiar, es injustamente tratado por su rey Alfonso el Casto. Su argumento se ha podido deducir a partir de las crónicas.
  3. El Cantar de Fernán González, cantar perdido que ofrecía una versión anterior al Poema de Fernán González, este último escrito en cuaderna vía.
  4. El Cantar de Sancho II y el Cerco de Zamora podría haber sido compuesto unos años después del asedio del rey Sancho II de Castilla a Zamora. Se conserva en prosificaciones de la Estoria de España. Narra la muerte de Sancho a manos de Vellido Dolfos para lograr la liberación del cerco de Zamora y el duelo entre los hijos de Arias Gonzalo y Diego Ordoñez.
  5. El Cantar de la campana de Huesca es un cantar del reino de Aragón reconstruido a partir de la prosificación que de este se hace en la Crónica de San Juan de la Peña. El poema épico narra la decapitación de los nobles aragoneses declarados en rebeldía contra el rey Ramiro II de Aragón que conforma la leyenda de la Campana de Huesca. Su primera redacción, según Manuel Alvar, dataría de mediados del siglo XII.Menor importancia tuvieron el Mainete (del que hay un testimonio inserto en la Gran conquista de Ultramar) y otros.
Salinas Nibeidis.

sábado, 21 de junio de 2014

JESÚS ESPEJO-COHORTE 2011-II

Contexto histórico-cultural de la edad media
     La Edad Media transcurre durante una larga etapa histórica que abarca desde la caída del Imperio Romano (en el año 476) y la conquista de Constantinopla, en el siglo XV. En España ese final se suele situar en el descubrimiento de América y la expulsión de los judíos (1492). La Edad Media se divide, a su vez, en varios períodos denominados Primera Edad Media (476-siglo VIII); Alta Edad Media (siglos VIII-XII) y Baja Edad Media (siglos XIII-XV).
     En la península ibérica, esta época estará marcada, fundamentalmente, por la Reconquista y en toda Europa por las Cruzadas, las expediciones cristianas enviadas para rescatar los santos lugares. Este hecho y la estructuración de la sociedad se verán reflejados en la literatura medieval. Con el avance de la reconquista, la nobleza alcanza en el S.XIII gran poder económico y político en todos los reinos: en el terreno cultural destacan la figura del rey Alfonso X el Sabio por ser el gran impulsador de la prosa medieval castellana: reunió a personas doctoradas en varias lenguas para consolidar la Escuela de Traductores de Toledo, mandó q redactasen en castellano los documentos oficiales y bajo su dirección se realizaron grandes obras en prosa de carácter histórico: la grande e general historia y la Estoria de España. ;y jurídicos Las siete partidas. Además, la convivencia de tres culturas (cristiana, árabe y judía) creará una rica cultura que, igualmente, caracterizará y aportará originalidad a nuestra literatura. Asimismo relevante en la península fue el fenómeno de la peregrinación a Santiago de Compostela, lo que supuso una vía importante de contacto con Europa.
     La sociedad medieval en los reinos cristianos de la península se caracterizó por una clara jerarquía de estamentos. La sociedad, a modo de pirámide en cuya cúspide se encontraba el rey como máxima autoridad, representante de los poderes terrenales y divinos, se dividía en los siguientes estamentos:
La nobleza: Dedicada a las tareas de la guerra y la caza, estaba obligada a servir al rey, mediante el juramento del vasallaje. Poseían grandes extensiones de terreno y riqueza.
El clero: Su labor era, fundamentalmente, adoctrinar a las gentes y conservar y transmitir la cultura. Los monasterios fue el lugar propicio para la conservación de dicha cultura y de donde surgirían las primeras universidades. La iglesia ocupa un lugar destacado en la sociedad medieval. Los monasterios y catedrales fueron centros de devoción, influencias y culturas, hasta el punto de que todas las actividades de la vida estaban impregnadas del espíritu religioso. El latín era, y seguirá siendo durante mucho tiempo, la lengua del clero y de los intelectuales medievales; pero para dar conocer su doctrina entre el pueblo, los predicadores comienzan a utilizar la lengua que todo el mundo habla: el castellano
El pueblo llano: Constituía la mayor parte de la población y se dedicaban a la agricultura, la ganadería o la artesanía. Carecían de derechos y muchos de ellos vivían casi en la esclavitud.
Hacia el siglo XV, esta situación social cambia al surgir la burguesía, una vez que, de manera incipiente, empiezan a aflorar las ciudades. Esto supondrá una crisis en la ideología y la política medieval, que veremos en reflejada en obras como La Celestina.
El feudalismo era la organización político-económica de la sociedad medieval. En esta organización existían dos elementos importantes:
El vasallaje, que consistía en la relación personal por la cual el vasallo había de ofrecer o cumplir unos servicios al señor a cambio de la protección de éste.El beneficio, que era el pago por dichos servicios, normalmente mediante la concesión de tierras.La sociedad medieval era geocéntrica, en la que Dios era el centro de todo y la influencia de la iglesia era muy importante.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA LITERATURA MEDIEVAL
-La literatura fue el reflejo de la sociedad medieval y de su mentalidad. Las principales características de la literatura medieval son:
-La importancia de la transmisión oral: Gran parte de la literatura se difundía mediante la recitación, dado que la población era analfabeta en su mayoría.
-El carácter anónimo de sus autores: Al principio, sobre todo, la literatura surge de la colectividad y luego va siendo modificada por los juglares o quienes la transmiten.
-La finalidad didáctica o moralizante: La influencia religiosa determina que, en muchos casos, la literatura se utilice para influir en los oyentes. Otras veces, la literatura sirve de propaganda de los valores de un rey o de un pueblo, como ocurrirá con los cantares de gesta.
-El uso del verso: Hasta bien entrada la Edad Media (siglo XIV), el verso será el modo usual de escribir, dada su facilidad para la recitación
   
 GÉNEROS LITERARIOS
    

 LÍRICA
     Jarchas: Son composiciones populares que se difundieron oralmente, por lo que se han perdido en su mayor parte: solo conocemos aquellas que algún letrado trasladó al papel. Son composiciones escritas en lengua romance que datan de mediados del siglo XI y figuraban al final de las moaxajas o muwassahas Las jarchas son breves cancioncillas mozárabes.
     Las jarchas más antiguas se sitúan en torno al año 1000 y son versos sencillos e ingeniosos de canciones amorosas femeninas. La mayoría de ella expresa las quejas, penas, dudas y deseos de una joven enamorada denominadas jarchas, unos largos poemas escritos en árabe o hebreo en España.
    Otras manifestaciones líricas de la península son las cantigas de amigo galaico-portuguesas y los villancicos castellanos.
     El Mester de Clerecía: La primera escuela literaria española se denominaría mester(oficio) de clerecía.
     El mester de clerecía se desarrolló durante los siglos XIII y XIV y se desarrolló primeramente en los monasterios, Las composiciones pertenecientes a este mester son poemas narrativos con una doble finalidad: enseñar y divertir con versos en castellano. Sus principales rasgos temáticos y métricos son:
     Los temas son generalmente religiosos como vida de santos, junto con temas legendarios, sobre la historia nacional. Los autores suelen inspirarse en textos procedentes del latín Se emplea la cuaderna vía, estrofa de cuatro versos alejandrinos que mantiene la misma rima
     El primer poeta del mester de clerecía de nombre desconocido es Gonzalo de Berceo, quien movido por la devoción a la virgen, muy extendida en Europa recoge temas de la tradición mariana y escribe su principal obra: los milagros de nuestra señora
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
La poesía de Juan Ruiz, arcipreste de Hita, forma parte de lo más selecto de la literatura española. Sus ideales y recursos estilísticos eran en principio los de la edad media, pero supo expresar su individualidad de una manera que se asemeja más a los escritores renacentistas que a los medievales.
El libro del buen amor es un extenso poema, en su mayor parte en cuaderna vía, propia del mester de clerecía. El libro está escrito en primera persona, adopta la forma de una autobiografía ficticia, sin que pueda asegurarse que contenga referencias ciertas sobre la vida del autor. Ofrece una especie de arte de amar a través de las frustradas aventuras amorosas del protagonista, mezclado con elementos muy variados.
Contiene ejemplos de prácticamente todas las formas y temas poéticos de la edad media.

NARRATIVA
Durante la Edad Media la narrativa se realiza fundamentalmente en verso.
En los siglos XII y XIII se divulgaron un relato en verso que narraba las hazañas (o gestas) de unos héroes
Estos relatos épicos reciben el nombre de cantares porque no eran destinados a la lectura, sino a transmitirse oralmente por medio de la recitación o el canto que hacían los juglares. Hoy en día se conservan muy pocos cantares de gesta solo han llegado algunos textos que fueron fijados por escrito, cuando un juglar los dictaba a un copista.
En España el cantar de gesta más famoso es el Poema de Mio Cid.
Narra las hazañas de Cid Campeador, un guerrero castellano que luchó en la Reconquista contra los árabes.
Las primeras narraciones en prosa que encontramos en la Edad Media son los cuentos, historias que se escriben buscando una enseñanza moral, que servían de ejemplo a quienes los leían. La colección de cuentos más conocida es El Conde Lucanor escrita por D. Juan Manuel.
En esta obra un joven conde plantea a su criado Patronio una serie de problemas morales y el criado le aconseja contándole un cuento que sirve para ilustrar el problema y la solución.

 Arte oral. 
     Parece evidente que en una época remota las gestas fueron creaciones orales sin forzosa transcripción a la escritura, y ello lo corrobora la existencia en tantos países del mundo de canciones populares, incluso narrativas, como gran parte del romancero castellano, que se han conservado oralmente y sin necesidad del apoyo de un texto escrito. Pero si hoy conocemos cantares de gesta, lo debemos exclusivamente a que hubo amanuenses que los copiaron en manuscritos, y entre estos manuscritos hoy conservados hay un pequeño número que se denominan juglarescos porque constituían el memorándum o libreto del juglar, con los cuales éste refrescaba la memoria antes del recitado o aprendía cantares que hasta entonces le eran desconocidos. Los preciosos manuscritos del Cantar de Roldán (de Oxford) y del Cantar del Cid (de Madrid) son de pequeño formato, escritos sobre un pergamino aprovechado y con la finalidad de ser útiles a un juglar, y en modo alguno constituyen un libro de lectura.

TEATRO
-Origen: El Drama Litúrgico
Con idea de extender su influencia, la Iglesia católica adoptó con frecuencia festivales paganos y populares, muchos de los cuales tenían elementos teatrales. Un ¡Error!Marcador no definido. Pascual de tres versos con un diálogo entre las tres Marías y los ángeles en la tumba de Cristo, se considera desde el 925 el origen del drama litúrgico. Para el 970 ya existía un manual de acotaciones para esta pequeña obra, incluyendo elementos de vestuario y de gestos físicos.
-Teatro religioso. Autos
El drama litúrgico se fue desarrollando a través de los doscientos años siguientes, con varias historias bíblicas en las que actuaban monaguillos y jóvenes del coro. Al principio bastaban las vestiduras propias para la celebración de la misa y las formas arquitectónicas de la iglesia como decorado.
Con la evolución del drama litúrgico, muchas historias bíblicas temáticamente relacionadas se representaban como un ciclo; por ejemplo desde la creación hasta la crucifixión. Estas obras se denominan de diversos modos, obras de Pasión, milagros, de santos, loas.
Aunque la iglesia animara los inicios del drama litúrgico, dadas sus cualidades didácticas, el entretenimiento y el espectáculo fueron imponiendo su hegemonía, y la iglesia, de nuevo, demostró sus recelos sobre el teatro. No queriendo renunciar a sus efectos beneficiosos, la iglesia zanjó la cuestión trasladando la representación al exterior del edificio. Se recreó la misma disposición del espacio físico en las plazas de mercado de las ciudades. El Auto de los Reyes Magos, del siglo XII, del que sólo se conservan 147 versos corresponde a las características anteriores y es la primera pieza teatral española que se conoce.
-Teatro medieval profano
En el siglo XIV, el teatro se emancipó del drama litúrgico para representarse fuera de las iglesias especialmente en la fiesta del Corpus Cristi y evolucionó en ciclos que podían contar con hasta 40 dramas. Eran producidos por toda una comunidad cada cuatro o cinco años. Las representaciones podían durar de dos días a un mes.

Como los intérpretes eran con frecuencia aficionados y analfabetos, las obras se escribían en forma de copla de fácil memorización; no se conocen los nombres de los dramaturgos.   

miércoles, 18 de junio de 2014

CONTEXTO HISTORICO CULTURAL DE LA EDAD MEDIA: LOS CANTARES DE GESTA

CARACTERISTICAS GENERALES DE LA LITERATURA MEDIEVAL

La literatura fue el reflejo de la sociedad medieval y de su mentalidad. Las principales características de la literatura medieval son:

La importancia de la transmisión oral: Gran parte de la literatura se difundía mediante la recitación, dado que la población era analfabeta en su mayoría.

El carácter anónimo de sus autores: Al principio, sobre todo, la literatura surge de la colectividad y luego va siendo modificada por los juglares o quienes la transmiten.

La finalidad didáctica o moralizante: La influencia religiosa determina que, en muchos casos, la literatura se utilice para influir en los oyentes. Otras veces, la literatura sirve de propaganda de los valores de un rey o de un pueblo, como ocurrirá con los cantares de gesta.

El uso del verso: Hasta bien entrada la Edad Media (siglo XIV), el verso será el modo usual de escribir, dada su facilidad para la recitación

GENEROS LITERARIOS

LIRICA

Jarchas

Son composiciones populares que se difundieron oralmente, por lo que se han perdido en su mayor parte: solo conocemos aquellas que algún letrado trasladó al papel. Son composiciones escritas en lengua romance que datan de mediados del siglo XI y figuraban al final de las moaxajas o muwassahas Las jarchas son breves cancioncillas mozárabes.

Las jarchas más antiguas se sitúan en torno al año 1000 y son versos sencillos e ingeniosos de canciones amorosas femeninas. La mayoría de ella expresa las quejas, penas, dudas y deseos de una joven enamorada

denominadas jarchas, unos largos poemas escritos en árabe o hebreo en España.

Otras manifestaciones líricas de la península son las cantigas de amigo galaico-portuguesas y los villancicos castellanos.

El Mester de Clerecía

La primera escuela literaria española se denominaría mester(oficio) de clerecía.

El mester de clerecía se desarrolló durante los siglos XIII y XIV y se desarrolló primeramente en los monasterios, Las composiciones pertenecientes a este mester son poemas narrativos con una doble finalidad: enseñar y divertir con versos en castellano. Sus principales rasgos temáticos y métricos son:

Los temas son generalmente religiosos como vida de santos, junto con temas legendarios, sobre la historia nacional. Los autores suelen inspirarse en textos procedentes del latín

Se emplea la cuaderna vía, estrofa de cuatro versos alejandrinos que mantiene la misma rima

El primer poeta del mester de clerecía de nombre desconocido es Gonzalo de Berceo, quien movido por la devoción a la virgen, muy extendida en Europa recoge temas de la tradición mariana y escribe su principal obra: los milagros de nuestra señora

El libro del buen amor es un extenso poema, en su mayor parte en cuaderna vía, propia del mester de clerecía. El libro esta escrito en primera persona, adopta la forma de una autobiografía ficticia, sin que pueda asegurarse que contenga referencias ciertas sobre la vida del autor. Ofrece una especie de arte de amar a través de las frustradas aventuras amorosas del protagonista, mezclada con elementos muy variados.

Contiene ejemplos de prácticamente todas las formas y temas poéticos de la edad media.

NARRATIVA

Durante la Edad Media la narrativa se realiza fundamentalmente en verso.

En los siglos XII y XIII se divulgaron unos relatos en verso que narraba las hazañas (o gestas) de unos héroes
Estos relatos épicos reciben el nombre de CANTARES porque no eran destinados a la lectura, sino a transmitirse oralmente por medio de la recitación o el canto que hacían los juglares. Hoy en día se conservan muy pocos cantares de gesta solo han llegado algunos textos que fueron fijados por escrito, cuando un juglar los dictaba a un copista.
Cantar de gesta es el nombre dado a la epopeya escrita en la Edad Media o a una manifestación literaria extensa perteneciente a la épica que narra las hazañas de un héroe que representa las virtudes que un pueblo o colectividad consideraban modélicas durante el Medievo.
En España el cantar de gesta más famoso es el Poema de Mio Cid.
Narra las hazañas de Cid Campeador, un guerrero castellano que luchó en la Reconquista contra los árabes.
Las primeras narraciones en prosa que encontramos en la Edad Media son los cuentos, historias que se escriben buscando una enseñanza moral, que servían de ejemplo a quienes los leían. La colección de cuentos más conocida es El Conde Lucanor escrita por D. Juan Manuel.
En esta obra un joven conde plantea a su criado Patronio una serie de problemas morales y el criado le aconseja contándole un cuento que sirve para ilustrar el problema y la solución.

CANTAR DE MIO CID

El Cantar de Mio Cid es un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz el Campeador. Se trata de la primera obra narrativa extensa de la literatura española en una lengua romance, y destaca por el alto valor literario de su estilo. Fue compuesto —según la gran mayoría de la crítica actual— alrededor del año 1200.

El Cantar de Mio Cid es el único cantar épico de la literatura española conservado casi completo. Se han perdido la primera hoja del original y otras dos en el interior del códice, aunque el contenido de las lagunas existentes puede ser deducido de las prosificaciones cronísticas, en especial de la Crónica de veinte reyes. Además del Cantar de mio Cid, los cuatro textos de su género que han perdurado son: las Mocedades de Rodrigo —circa 1360—, con 1700 versos; el Cantar de Roncesvalles —ca. 1270—, un fragmento de unos 100 versos; y una corta inscripción de un templo románico, conocida como Epitafio épico del Cid —¿ca. 1400?—.

El poema consta de 3735 versos de extensión variable (anisosilábicos), aunque dominan versos de 14 a 16 sílabas métricas. Los versos del Cantar de mio Cid están divididos en dos hemistiquios separados por cesura. La longitud de cada hemistiquio es de 4 a 13 sílabas, y se considera unidad mínima de la prosodia del Cantar. No hay división en estrofas, y los versos se agrupan en tiradas, es decir, series de versos con una misma rima asonante.

Se desconoce el título original, aunque probablemente se llamaría «gesta» o «cantar», términos con los que el autor describe su obra en los versos 1085 y 2276, respectivamente.

ARGUMENTO Y ESTRUCTURA
Estructura interna
El Cantar de mio Cid trata el tema del complejo proceso de recuperación de la honra perdida por el héroe, cuya restauración supondrá una honra mayor a la de la situación de partida.

El poema se inicia con el destierro del Cid, primer motivo de deshonra, tras haber sido acusado de robo. Este deshonor supone también el ser desposeído de sus heredades o posesiones en Vivar y privado de la patria potestad de su familia.

Tras la conquista de Valencia, gracias al solo valor de su brazo, su astucia y prudencia, consigue el perdón real y con ello una nueva heredad, el Señorío de Valencia, que se une a su antiguo solar ya restituido. Para ratificar su nuevo estatus de señor de vasallos, se conciertan bodas con linajes del mayor prestigio cuales son los infantes de Carrión.

Pero paradójicamente, con ello se produce la nueva caída de la honra del Cid, debido al ultraje de los infantes a las hijas del Cid, que son vejadas, fustigadas, malheridas y abandonadas en el robledal de Corpes.

Este hecho supone según el derecho medieval el repudio de facto de estas por parte de los de Carrión. Por ello el Cid decide alegar la nulidad de estos matrimonios en un juicio presidido por el rey, donde además los infantes de Carrión queden infamados públicamente y apartados de los privilegios que antes ostentaban como miembros del séquito real. Por el contrario, las hijas del Cid conciertan matrimonios con reyes de España, llegando al máximo ascenso social posible.

Así, la estructura interna está determinada por unas curvas de obtención–pérdida–restauración–pérdida–restauración de la honra del héroe. En un primer momento, que el texto no refleja, el Cid es un buen caballero vasallo de su rey, honrado y con heredades en Vivar. El destierro con que se inicia el poema es la pérdida, y la primera restauración, el perdón real y las bodas de las hijas del Cid con grandes nobles. La segunda curva se iniciaría con la pérdida de la honra de sus hijas y terminaría con la reparación mediante el juicio y las bodas con reyes de España. Pero la curva segunda supera en amplitud y alcanza mayor altura que la primera.

Estructura externa
Los editores del texto, desde la edición de Menéndez Pidal de 1913, lo han dividido en tres cantares. Podría reflejar las tres sesiones en que el autor considera conveniente que el juglar recite la gesta. Parece confirmarlo así el texto al separar una parte de otra con las palabras: «aquís conpieça la gesta de mio Çid el de Bivar» (v. 1085), y otra más adelante cuando dice: «Las coplas deste cantar aquís van acabando» (v. 2776).

Primer cantar. Cantar del destierro (vv. 1–1084)
El Cid ha sido desterrado de Castilla por el rey Alfonso Vl. Debe abandonar a su esposa e hijas, a quienes deja a la protección del abad del monasterio de San Pedro de Cardeña, e inicia una campaña militar acompañado de sus fieles en tierras no cristianas, enviando un presente al rey tras cada victoria para conseguir el favor real.

Segundo cantar. Cantar de las bodas (vv. 1085–2277)
El Cid se dirige a Valencia, en poder de los moros, y logra conquistar la ciudad. Envía a su amigo y mano derecha Álvar Fáñez a la corte de Castilla con nuevos regalos para el rey, pidiéndole que se le permita reunirse con su familia en Valencia. El rey accede a esta petición, e incluso le perdona y levanta el castigo que pesaba sobre el Campeador y sus hombres. La fortuna del Cid hace que los infantes de Carrión pidan en matrimonio a doña Elvira y doña Sol. El rey pide al Campeador que acceda al matrimonio y él lo hace aunque no confía en ellos. Las bodas se celebran solemnemente.

Tercer cantar. Cantar de la afrenta de Corpes (vv. 2278–3730)
Los infantes de Carrión muestran pronto su cobardía, primero ante un león que se escapa y del que huyen despavoridos, después en la lucha contra los árabes. Sintiéndose humillados, los infantes deciden vengarse. Para ello emprenden un viaje hacia Carrión con sus esposas y, al llegar al robledo de Corpes, las azotan y las abandonan dejándolas desfallecidas. El Cid ha sido deshonrado y pide justicia al rey. El juicio culmina con el «riepto» o duelo en el que los representantes de la causa del Cid vencen a los infantes. Estos quedan deshonrados y se anulan sus bodas. El poema termina con el proyecto de boda entre las hijas del Cid y los infantes de Navarra y Aragón.

CARACTERÍSTICAS Y TEMAS
El Cantar de mio Cid se diferencia de la épica francesa en la ausencia de elementos sobrenaturales (salvo, quizá, la aparición en sueños del arcángel San Gabriel al protagonista, el episodio del león que se humilla ante el Campeador, el brillo de las espadas Colada y Tizona, y la extraordinaria calidad de Babieca),3 la mesura con la que se conduce su héroe y la relativa verosimilitud de sus hazañas. El Cid que ofrece el Cantar constituye un modelo de prudencia y equilibrio. Así, cuando de un prototipo de héroe épico se esperaría una inmediata venganza de sangre, en esta obra el héroe se toma su tiempo para reflexionar al recibir la mala noticia del maltrato de sus hijas («cuando ge lo dizen a mio Cid el Campeador, / una grand ora pensó e comidió», vv. 2827-8) y busca su reparación en un solemne proceso judicial; rechaza, además, actuar precipitadamente en las batallas cuando las circunstancias lo desaconsejan. Por otro lado, el Cid mantiene buenas y amistosas relaciones con muchos musulmanes, como su aliado y vasallo Abengalbón, que refleja el estatus de mudéjar (los «moros de paz» del Cantar) y la convivencia con la comunidad hispanoárabe, de origen andalusí, habitual en los valles del Jalón y Jiloca por donde transcurre buena parte del texto.4

Además está muy presente la condición de ascenso social mediante las armas que se producía en las tierras fronterizas con los dominios musulmanes, lo cual supone un argumento decisivo de que no pudo componerse en 1140, pues en esa época no se daba ese «espíritu de frontera» y el consiguiente ascenso social de los caballeros infanzones de las tierras de extremadura.

El propio Cid, siendo solo un infanzón (esto es, un hidalgo de la categoría social menos elevada, comparada con condes, potestades y ricos hombres, rango al que pertenecen los infantes de Carrión) logra sobreponerse a su humilde condición social dentro de la nobleza, alcanzando por su esfuerzo prestigio y riquezas (honra) y finalmente un señorío hereditario (Valencia) y no en tenencia como vasallo real. Por tanto se puede decir que el verdadero tema es el ascenso de la honra del héroe, que al final es señor de vasallos y crea su propia Casa o linaje con solar en Valencia, comparable a los condes y ricos hombres.

Más aún, el enlace de sus hijas con príncipes del reino de Navarra y del reino de Aragón, indica que su dignidad es casi real, pues el señorío de Valencia surge como una novedad en el panorama del siglo XIII y podría equipararse a los reinos cristianos, aunque, eso sí, el Cid del poema nunca deja de reconocerse él mismo como vasallo del monarca castellano, si bien latía el título de Emperador, tanto para los dos Alfonsos implicados como para lo que fue su origen en los reyes leoneses, investidos de la dignidad imperial.

De cualquier modo, el linaje del Cid emparenta con el de los reyes cristianos y, como dice el poema: «Oy los reyes d'España sos parientes son, / a todos alcança ondra por el que en buen ora nació.» («Hoy los reyes de España sus parientes son, / a todos les alcanza honra por el que en buena hora nació.»), vv. 3724–3725,5 de modo que no sólo su casa emparenta con reyes, sino que estos se ven más honrados y gozan de mayor prestigio por ser descendientes del Cid.

Respecto de otros cantares de gesta, en particular franceses, el Cantar presenta al héroe con rasgos humanos. Así, el Cid es descabalgado o falla algunos golpes, sin que por ello pierda su talla heroica. De hecho, se trata de una estrategia narrativa, que al hacer más dudosa la victoria, realza más sus éxitos.

La verosimilitud se hace patente en la importancia que el poema da a la supervivencia de una mesnada desterrada. Como señala Álvar Fáñez en el verso 673 «si con moros no lidiamos, nadie nos dará el pan». Los combatientes del Cid luchan para ganarse la subsistencia, por lo que el Cantar detalla por extenso las descripciones del botín y el reparto del mismo, que se hace conforme a las leyes de extremadura (es decir de zonas fronterizas entre cristianos y musulmanes) de fines del siglo XII.

ESTILO
Lo más característico del estilo del poema épico del Cid es un uso consciente de una lengua arcaizante, que se vinculaba con los cantares de gesta y constituyó una lengua artificial identificada con este subgénero narrativo hasta el siglo XIV, como muestra el tardío Cantar de las mocedades de Rodrigo. Este código específico ha provocado dificultades en cuanto a la datación del poema a partir de sus rasgos lingüísticos. El tono arcaico daba a este verso heroico un tinte de antigüedad, de valor intrínseco por producirse en una edad mítica, en un tiempo heroico. Constituiría un registro propio del estilo sublime o grave medieval. Pero además de los arcaísmos, en esta modalidad lingüística aparecen los neologismos, cultismos latinos e incluso arabismos.

En el plano fónico se aprecian aliteraciones, rimas internas y otros efectos eufónicos, muy relacionados con la naturaleza oral, recitada o semicantada que tenían estos poemas. Así, se ha propuesto como ejemplo de aliteración el verso 286 («Tañen las campanas en San Pero a clamor») con su recurrencia en las nasales, que evocan la peculiar acústica de las campanas. De rima interna, pueden destacarse los siguientes versos:

¡Merced, ya rey e señor, por amor de caridad!
La rencura mayor non se me puede olvidar
oídme toda la cort e pésevos de mio mal,
los ifantes de Carrión, que m' desondraron tan mal.
Cantar de mio Cid, ed. de Montaner Frutos, vv. 3253-3256.

Pasando al ámbito léxico, destaca el uso de expresiones de la variedad lingüística clerical y jurídica, como «curiador» ('avalista'), «rencura» ('querella'), «entención» ('alegato') o «manfestar» ('confensar'). Destaca, asimismo, el empleo de pares de sinónimos, como «a rey e a señor», «grandes averes priso e mucho sobejanos», «a priessa vos guarnid e metedos en las armas» o «pensó e comidió»; caso especial es la pareja aparentemente antitética pero en realidad sinónima, ejemplos de ello son «venido es a moros, exido es de cristianos», «si a vos pluguiere, Minaya, e non vos caya en pesar», «antes perderé el cuerpo e dexaré el alma» o «passada es la noche, venida es la mañana». Paralelo es el uso de las parejas léxicas que incluyen la referencia a un todo mediante la conjunción de dos términos que se complementan, como es el caso de «grandes e chicos» (que equivale a 'todo el mundo'), «el oro e la plata» ('riquezas de todo tipo'), «de noch e de día» ('en todo momento') o «a caballeros e a peones» ('a toda la hueste'). En general se aprecia un recurso recurrente a las estructuras sintácticas bimembres, que en ocasiones suponen un oxímoron («e faziendo yo a él mal e él a mí grand pro»).

En cuanto a la sintaxis, es notable el empleo de las llamadas «frases físicas», que realzan la gestualidad. Así sucede en las expresiones «llorar de los ojos» o «hablar de la boca». Abundan también los paralelismos sintácticos y semánticos, y es frecuente encontrar anáforas y enumeraciones:

salveste a Jonás cuando cayó en la mar
salvest a Daniel con los leones en la mala cárcel,
salvest dentro en Roma al señor san Sabastián,
salvest a Santa Susaña del falso criminal.
vv. 339-343, ed. de Montaner Frutos.

Otro recurso notable es la gran cantidad de usos verbales perifrásticos, entre los que destacan los incoativos querer + infinitivo, tomarse a + infinitivo y compeçar de + infinitivo. El encabalgamiento es más raro, pero su uso es muy significativo en este tipo de género literario.

Entre las figuras retóricas, cabe mencionar el uso de la interrogación y la exclamación. Son, en cambio, muy escasas las figuras de pensamiento. Solo caben mencionar algunas metáforas sencillas, con valor simbólico y una base asentada en la tradición y la lengua oral. Un símil ha sido habitualmente señalado, el que se usa para comparar la separación del Cid y su familia con la fórmula «commo la uña de la carne» (vv. 365 y 2642). Más extendida está la metonimia, sobre todo en su variedad de sinécdoque (expresar la parte para aludir al todo). En el verso 16 se dice que en la compañía del Cid se contaban «sessaenta pendones» (esto es, sesenta caballeros armados con lanza, que remataba en un estandarte o pendón). Caso notable es la expresión «fardida lança» donde la lanza es sinécdoque de caballero y el epíteto «fardida» (=ardida, 'fogosa', 'valiente') es en realidad una metáfora que personifica la virtud del que la enristra. De alcances líricos son los «ojos vellidos catan a todas partes», donde los ojos son metonimia sinecdótica de las mujeres del Cid, que acaban de subir al punto más alto de Valencia para contemplar la riqueza del paisaje que el héroe acaba de conquistar.

El autor y la fecha de composición[editar]
En virtud del análisis de numerosos aspectos del texto conservado se demuestra que pertenece a un autor culto, con conocimientos precisos del derecho vigente a fines del siglo XII y principios del XIII, y que podría estar relacionado (por su conocimiento de la microtoponimia) con la zona aledaña a Burgos, Medinaceli (actual Soria), la zona fronteriza de Castilla con Aragón, la Alcarria o el valle del Jiloca.22

La lengua utilizada es la de un autor culto, un letrado que debió trabajar para alguna cancillería o al menos como notario de algún noble o monasterio, puesto que conoce el lenguaje jurídico y administrativo con precisión técnica, y que domina varios registros, entre ellos, claro está, el estilo propio de los cantares de gesta medievales, que necesitaban ciertos estilemas exclusivos, como el epíteto épico o el lenguaje formular.
La geografía aporta otro dato: el hecho de que Medinaceli aparezca como plaza definitivamente castellana, y no como ciudad fronteriza en litigio entre varios reinos fronterizos, solo puede remitir a la segunda mitad del siglo XII. Por ejemplo, en 1140 era aragonesa.
La sociedad reflejada en el Cantar testimonia la vigencia del «espíritu de frontera», que solo se dio en la extremadura aragonesa y castellana a fines del siglo XII, pues las necesidades guerreras en las fronteras permitió a los infanzones las condiciones de rápido ascenso social y relativa independencia que tenían los hidalgos de frontera que vemos en el Cantar y que se dieron históricamente a partir de la conquista de Teruel. Así también es histórico el estatus de «moros en paz» del Cid, es decir, los primeros mudéjares, necesarios en territorios con poca población cristiana, como la extremadura soriana y turolense.
El derecho muestra que la descripción técnica detallada de las cortes o vistas remiten al «riepto» o juicio con combate singular, institución influida por el derecho romano, y sólo introducida en España a fines del siglo XII. Asimismo, la presencia de la legislación de la extremadura aragonesa y castellana (los fueros de Teruel y Cuenca datan de fines del XII y principios del XIII respectivamente) nos llevan como muy pronto a 1170.
La sigilografía nos dice que el sello real (la «carta ... fuertemientre sellada» de los vv. 42–43) solo está documentado bajo el reinado de Alfonso VIII de Castilla a partir de 1175.
Desde el punto de vista de la heráldica, que llega a la Península Ibérica hacia 1150, aparece en el Cantar el uso simbólico (sobreseñal) con el ornato en la sobreveste de los caballeros, una túnica que se ponía la vestimenta. Esta utilización emblemática tiene su testimonio más temprano en un sello de Alfonso II de Aragón de 1186.22
Desde la sociología y la lexicografía diacrónica, el testimonio más antiguo del término «fijodalgo» (hidalgo) remite a 1177, y el de «ricohombre» a 1194.22
En la Edad Media «escribir» significaba solo «ser el copista», para lo que hoy conocemos como autor habría de decir «compuso» o «fizo». Esto invalida la teoría de Colin Smith de que el autor fue Per Abbat, aunque, como es lógico, supone que la fecha de composición no pudo ser posterior a 1207, sin embargo es muy poco posterior a la redacción original.

Pidal daba como fecha del explicit 1307, aduciendo que habría una tercera 'C' borrada en el manuscrito, siguiendo la conjetura del primer editor del Cantar Tomás Antonio Sánchez (1779).29 Pero según queda demostrado en investigaciones recientes, en especial el CD anexo a la edición de Alberto Montaner, nadie ha podido observar el más mínimo rastro de tinta de una «C» borrada. Montaner utiliza todos los medios técnicos a su alcance, incluida la visión infrarroja. Lo más probable es que el copista dudara y dejara un espacio algo mayor por si acaso (como hace en otros lugares del poema) o que intentara evitar unas imperfecciones del pergamino. También pudo ser que hiciera dos incisiones pequeñísimas con el cuchillito de raspar (cultellum) que servía para las correcciones, pues estas sí se han observado al microscopio, y son incisiones rectas (no una raspadura de borrado como defendía Menéndez Pidal, que dejaría la textura rugosa) que pudieron inducir al copista a evitar ese espacio para que no se corriera sobre la hendidura la tinta. El mismo Pidal llegará a admitir que no habría esa tercera «C» borrada, porque, en todo caso, el defecto de textura del manuscrito o «la arruga» según él sería anterior a la escritura. Para él, Per Abbat sería un copista de un texto del 1140, pero el argumento de la difusión popular de la genealogía cidiana actúa también en su contra, pues el Cid no emparentó con todas las dinastías españolas hasta el año 1201; también se apoyaba en que un poema latino menciona al Cid, el Poema de Almería, pero este es de datación insegura (pudiera ser de finales del XII) y, sobre todo, no alude al Cantar, sino al propio Cid, que ya era conocido por sus hazañas. En cuanto a los arcaísmos, queda claro, como dice Rusell y otros autores, que lo que pasa es que hay una kunstsprache en la poesía heroica, como demuestra el hecho de que en las Mocedades de Rodrigo, del siglo XIV, se usen los mismos arcaísmos, con similares epítetos épicos y lenguaje formular. En cuanto al autor, Pidal primero habla de un poeta de Medinaceli con conocimiento de San Esteban de Gormaz; luego habla de dos poetas: primera versión corta y verista por un poeta de San Esteban, luego refundición de uno de Medinaceli. Pero Ubieto demostró que la geografía local del área de San Esteban de Gormaz era desconocida para el autor, debido a grandes imprecisiones y lagunas, por ejemplo, el no situar correctamente las márgenes del Duero, y, sin embargo, hay un conocimiento exhaustivo de los topónimos del valle del Jalón (Cella, Montalbán, Huesa del Común), la zona de la provincia de Teruel. Además localiza varias palabras exclusivas del aragonés, que no podía conocer un autor castellano. Por otro lado, el Cantar refleja la situación de los mudéjares (con personajes como Abengalbón, Fariz, Galve, incluso de gran lealtad al Cid), que fueron necesarios para repoblar la extremadura aragonesa, y por tanto, estaban muy presentes en la sociedad del sur de Aragón, cosa que no ocurría en Burgos. Por tanto, según Ubieto, el autor provendría de alguno de esos lugares. Hay que recordar que Medinaceli fue en ese tiempo un lugar en disputa que estuvo en ocasiones en manos aragonesas. Rafael Lapesa también defendió una datación antigua en Estudios de historia lingüística española, donde intentaba mostrar que la composición del cantar dataría de entre 1140 y 1147, pero sus argumentos a este respecto son muy endebles.

Colin Smith, como se dijo, consideró a Per Abbat el autor de la obra. También piensa que el texto de la Biblioteca Nacional sería copia del de Per Abbat. Para este autor 1207 sería la fecha real de composición, y relacionó Per Abbat con un notario de la época del mismo nombre, al que supuso un gran conocedor de la poesía épica francesa, y que sería quien compuso el Cantar inaugurando la épica española, sirviéndose de sus lecturas y de las chansons de geste, y mostrando su formación jurídica. Según Smith, tanto el sistema formulario del Cantar como su métrica son préstamos de la épica francesa. Sin embargo, aunque no cabe duda que los ciclos épicos franceses influyen en la literatura española —como demuestra el que aparezcan en esta personajes como Roldán, Oliveros, Durandarte o Berta la de los grandes pies— las enormes diferencias en cuanto a elementos maravillosos, exageración de las hazañas del héroe y menor realismo, hacen que el Cantar pudiera ser redactado por cualquier escritor culto de la época, sin necesidad de tener un modelo francés cercano. De todas maneras, su profunda erudición puso en la pista de la datación actual de fines del XII o principios del XIII a los más acreditados investigadores sobre temas de fecha y autoría. Además, el propio Colin Smith modificó su tesis inicial en sus escritos posteriores reconociendo que Per Abbat pudo ser solo el copista y que el Cantar no fue el punto de partida de la épica medieval española; la fecha de composición la situaría también en los años anteriores a 1207; mantendría, no obstante, la autoría culta y letrada para el poema. Todas estas cuestiones han sido debatidas por extenso por Alan Deyermond, Antonio Ubieto Arteta, María Eugenia Lacarra, Colin Smith, Jules Horrent y Alberto Montaner Frutos, quien se ocupó de sintetizar todas las propuestas en su edición del Cantar.

Así pues, toda una serie de circunstancias históricas y sociales llevan a los investigadores actualmente a la conclusión de que hay un único autor, que compuso el Cantar de mio Cid entre fines del siglo XII y principios del siglo XIII, (de 1195 a 1207) que podría conocer la zona aledaña a Burgos, la Alcarria y la del valle del Jalón, culto, y con profundos  conocimientos jurídicos, posiblemente notario o letrado.